Tema 1. Características físicas, químicas y biológicas de los suelos
¿Qué es el suelo?
El suelo agrícola es la capa superficial de la tierra que se utiliza para el desarrollo de cultivos, caracterizándose por ser un sistema complejo y dinámico compuesto por fases sólidas, líquidas y gaseosas. Esta mezcla incluye partículas minerales (arena, limo, arcilla), materia orgánica, agua y aire, cuya interacción determina la salud y productividad del suelo. Las propiedades físicas del suelo agrícola, como la textura, estructura, porosidad y capacidad para retener agua y aire, influyen directamente en el enraizamiento y desarrollo de las plantas.
Procesos de formación
El suelo es el resultado de un largo proceso, continuo, en el tiempo, a través de un conjunto de procesos que se engloban en el término meteorización, que puede considerarse como el proceso que, partiendo de la roca madre, finaliza con la formación de los distintos tipos de suelos.

Composición del suelo
Considerando el suelo como un sistema disperso, está formado por materiales que se presentan en los tres estados físicos: sólido, líquido y gaseoso.

La fase sólida está compuesta por partículas de arena, limo y arcilla (en distintos porcentajes), dejando huecos entre ellas que están ocupados por aire (fase gaseosa) o por agua con sustancias disueltas (fase líquida). El conjunto de la fase líquida y gaseosa representa el volumen de poros o huecos del suelo. La composición de las citadas fases, así como sus componentes, puede variar en el tiempo.
El volumen de agua y de aire guardan una relación inversa entre sí, ya que, al eliminarse el agua por drenaje, evaporación o crecimiento de la planta, el espacio poroso que estaba ocupado por ella es llenado de nuevo por aire. De estas tres fases, la sólida posee una mayor estabilidad y puede servir, en términos generales, para la caracterización del suelo.


Fase sólida
La fase sólida del suelo, formada por partículas minerales y orgánicas, proviene de la descomposición de rocas y de los restos vegetales, siendo relativamente estable en sus composición y organización.
Esta fase aporta la mayor reserva de nutrientes del suelo. También tiene la cualidad de ser el almacén de agua requerida para las plantas y dota a las plantas de soporte. Estas características hacen que el suelo permita el desarrollo y crecimiento de las plantas.
Los suelos se forman por la acumulación progresiva de partículas sólidas, predominando los minerales, que provienen de la desintegración de las rocas.
Las partículas minerales que forman el suelo han sido clasificadas en función de su tamaño en: arena, limo, arcilla, gravas y piedras.
La materia orgánica del suelo se encuentra relacionada con la productividad agrícola. Esta procede directa o indirectamente de restos vegetales y animales, en los que los microorganismos y otras reacciones químicas los descomponen en compuestos más simples.
Fase líquida
La fase líquida del suelo está en constante movimiento junto a la fase gaseosa, por la evaporación y absorción de agua por las plantas, o la reposición de agua por lluvia o riego. Esto hace que la concentración de agua y aire varíe con facilidad.
El agua constituye la mayor parte de la fase líquida, junto a sales disueltas.
Fase gaseosa
La fase gaseosa del suelo está formada por aire, cuya composición es similar a la atmósfera, aunque también se encuentran otros gases que provienen de productos agrícolas, en menor concentración.